El género shonnen es el tipo de manga más conocido en la actualidad. Desde los primeros clásicos que allanaron el camino como Dragon Ball, One Piece o Naruto hasta los exponentes de la nueva generación como Jujutsu Kaisen o Kimetsu No Yaiba, el género ha ido cambiando y adaptándose a las nuevas tendencias. Es cierto que muchas obras se han quedado por el camino y varias de ellas merecen algo más de reconocimiento. En este artículo, hablaré sobre una que no alcanzó la misma fama que sus contemporáneas pero que, sin embargo, me parece una de los mangas más infravalorados de la última década. Hoy toca hablar de Magi: The Labyrinth of Magic.
En esencia, Magi sigue los pasos del resto de shonnen, como tener protagonistas carismáticos, peleas increíbles, un sistema de poderes propio o la importancia del poder de la amistad están presentes en la pobra. Sin embargo, el manga de Shinobu Ohtaka aporta frescura en a forma de implementarlo. Uno de los puntos claves de la obra es la importancia de la política. Los protagonistas son nobles, gobernantes, personajes con el mismo poder mágico que político, algo poco visto en las obras actuales. La mayoría de las peleas son más ideológicas que mágicas, donde el pueblo es un factor determinante en la resolución de conflictos y en el desarrollo de los personajes. El trio protagonista es un ejemplo perfecto de la temática de la obra: Aladdin es un magi destinado a elegir al "candidato a Rey", Alibaba es un noble que prioriza el bienestar de su pueblo al suyo propio y Morgiana es una ex esclava que busca su lugar en el mundo. Son perfectos para el mundo en el que viven y, en mayor o menor medida, cumplen su función a la perfección con el desarrollo de la obra.
El mundo de Magi también es digno de mencionar. El manga toma inspiración de la obra de Las mil y una Noches, teniendo elementos tan reconocibles como Sinbad, Djinn o Cassim que la diferencian del resto y que, de manera personal, la enriquecen mucho, sobre todo en una época donde las ideas cada vez eran menos originales e interesantes. La construcción del mundo, en general, es muy buena: El Rukh, el magoi, el Palacio Sagrado y los contenedores mágicos son grandes exponentes mitológicos que son bastante interesantes de explorar. Por otra parte, el trabajo del mangaka sobre los diferentes reinos, su política, su ideología y su gente me ha parecido espectacular. Creo que no hay una obra que le haya dedicado tanto trabajo a desarrollar esos temas como Magi, ya que al ser uno de sus puntos fuertes, ésta se diferencia de otras que, a pesar de que tener un factor político muy presente, priorizan más otros puntos de la misma. Sin duda, tiene uno de los mundos más ricos del shonnen.
En líneas generales, Magi me ha pareció muy refrescante al enfocarse tanto en los diálogos políticos más que en las peleas, que son muy buenas y están magistralmente dibujadas. Las batallas más mordaces suceden entre cortes y despachos, donde dos tipos de ideologías combaten para ver cual se alza victoriosa. Este tipo de conflictos son lo que más me ha gustado de la obra, ya que están muy bien escritos y se superponen perfectamente a lo que está ocurriendo en la actualidad. Puede que al haber tantos diálogos, el visionado se ralentice, pero Ohtaka lo resuelve con geniales peleas, conflictos interesantes y unas relaciones personales super deliciosas. Hacía tiempo que no disfrutaba tanto un grupo protagonista: Aladdin, Alibaba, Morgiana (y si me apuras Hakuryuu) son grandes personajes. A pesar de tener clichés típicos del género, sus personalidades están lo suficientemente bien definidas que salen a relucir más sus virtudes que sus defectos. Me he reído con sus tonterías, he llorado por sus peleas y me he emocionado por sus reencuentros. Cada uno es tan bueno que hay partes de la historia donde uno de ellos es protagonista y en ningún momento empeora la obra, algo muy difícil de conseguir.
Respecto a lo que no me ha gustado, reconozco que me ha costado seguir la recta final. La obra es narrada en planos oníricos con mucho diálogo explicativo del que me ha costado seguirle el ritmo. El conflicto político presentado en la obra pasa a un segundo plano por presentar las motivaciones del villano, las cuales a pesar de estar conectadas a la temática política del manga, se dispersan entre debates filosóficos en mundos extra dimensionales que hay que leer más de una vez para entenderlo del todo. Si bien es cierto que la obra presenta villanos potentes, como Orba o David, no puedo evitar pensar que sus desenlaces me han parecido apresurados. Por otra parte, considero que personajes como Sinbad manejan la trama a su antojo. Tienen varios giros de guion que no termino de creérmelos debido a que llega a ser incongruente la cantidad de ases debajo de la manga que poseen, recordándome casos como Aizen de Bleach o Kaguya de Naruto, impidiendo que me tome en serio varias de sus decisiones.
En conclusión, Magi: The Labyrinth of Magic es una gran obra que lamentablemente no tuvo la repercusión que merecía. Su adaptación del anime, a pesar de ser muy buena, solo adaptó la mitad de la obra. Es una pena, ya que de lo contrario hubiera podido ser más conocida. Aún así, recomiendo que le deis una oportunidad, sobre todo si queréis ver un shonnen algo diferente. No vais a ver nada ultra innovador, pero si un manga que va por caminos diferentes a lo establecido. Espero que en el futuro sea más reconocida, porque sin duda lo merece.
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